Cuando la COVID-19 irrumpió en nuestras vidas a principios de 2020, se puso en jaque el suministro tanto de los equipos de protección individual más críticos, como el de jabones y geles desinfectantes de manos. La demanda de productos específicos era enorme, desde mascarillas y guantes hasta productos de limpieza desinfectantes. Los proveedores se estaban quedando sin existencias y muchas empresas estaban luchando por conseguir suficiente equipamiento para garantizar la seguridad de sus empleados y clientes.
Fue en este punto, en el que la cadena de suministro estratégica y global de ISS marcó la diferencia.
Yendo un paso más allá “Cuando empezó la crisis, había una serie de productos que todo el mundo quería", explica Emmanuel Buyse, Director Global de Compras y Cadena de Suministro de ISS. “Cuando se trataba de equipos de protección personal críticos y otros suministros esenciales, los fabricantes priorizaron, con razón, los servicios esenciales, como la atención médica y la atención a las personas mayores. Después de eso cobraron importancia las relaciones, por lo que fuimos uno de los próximos compradores de la lista".
ISS es una de las principales organizaciones compradoras de productos desinfectantes del mundo. En los últimos años, hemos pasado de contar con múltiples proveedores a seleccionar aquellos más estratégicos, concentrando activamente el volumen de pedidos. En la actualidad, trabajamos estrechamente con una serie de proveedores de confianza. Esto nos garantiza el acceso constante a productos de alta calidad, y fabricados, además, por empresas que comparten nuestros altos estándares éticos y siguen nuestras pautas de responsabilidad corporativa.
“En una situación habitual, se trataría de consistencia y transparencia”, explica Emmanuel. “Se trata de trabajar conjuntamente para construir una cadena de suministro ética que beneficie, tanto al proveedor, como a nosotros y a nuestros clientes. Como acabamos de experimentar, en tiempos de crisis, contar con relaciones tan estrechas se traduce en un esfuerzo adicional por parte de los proveedores para cumplir con los suministros necesarios”.
A medida que la crisis avanzaba, mantuvimos el contacto diario con proveedores, incluso en ocasiones cada hora, para explicarles nuestras necesidades y previsiones. De esta manera, podían planificar la producción y la distribución. Esto ayudó a reducir la incertidumbre y la escasez de material destinado a los centros de nuestros clientes y evitó que los precios se dispararan.
También estábamos en contacto regular con nuestros clientes. De hecho, muchos de ellos nos llamaban directamente para preguntarnos si podíamos ayudarles a conseguir ciertos productos. Todo ello con la misma facilidad con la que podrían ponerse en contacto con sus propios departamentos de compras y proveedores.