El éxito y el crecimiento de una empresa se debe, en gran medida, a las personas que la componen. Y es que, las personas son su activo más importante. Ellas son las que aportan todo su potencial a los espacios de trabajo, pero también experiencias, valores y motivaciones.
En esta nueva realidad tan compleja, en la que el mercado cada vez se vuelve más competitivo y globalizado, los equipos son muy heterogéneos. No solo encontramos disparidad de género y procedencia, sino también en términos generacionales, donde expectativas, actitudes y aptitudes varían enormemente, llegando a suponer todo un reto para las compañías, pero asimismo también numerosas oportunidades.
A mayor diversidad en los equipos, mayor perspectiva, riqueza y amplitud de miras. Contar con personas con trayectorias y vivencias diferentes, que en muchas ocasiones sienten el empoderamiento necesario para compartirlas, beneficia directamente a las compañías, que se enriquecen de cada nueva voz que participa en el grupo.
La diversidad fortalece a las compañías y les brinda la oportunidad de generar equipos mixtos de alto rendimiento, extrayendo lo mejor de cada generación y dando pie a una mejor resolución de los problemas y a una mayor productividad.
En este sentido, las empresas tendrán que formular una estrategia clara que favorezca esta convivencia, a la vez que potencie el talento de todos los profesionales, con independencia de su edad. Por ello, también es conveniente que las compañías realicen un diagnóstico individualizado de los miembros de sus equipos, entendiendo qué las caracteriza, cuáles son sus necesidades y los puntos fuertes que potenciar de cada uno.
Principales retos a afrontar en el área de personas
Integrar a equipos con tanta variedad y que estos funcionen con fluidez desde el inicio no es una tarea fácil de abordar. Su forma de comunicarse, la búsqueda de información y las maneras de enfocar el trabajo en equipo son completamente diferentes. No obstante, ese esfuerzo de integración, realizado de manera correcta, puede ser la clave a la hora de obtener nuevas formas innovadoras para retener el talento, tanto joven como senior.
En este sentido, las compañías debemos de tener una serie de aspectos en consideración. Por una parte, debemos trabajar en lograr la proactividad en el aprendizaje entre los empleados de diferentes generaciones para conseguir que cada una aporte todo su potencial, lo que parece ser el mayor reto ante el que nos enfrentamos. Incentivar esa disponibilidad, de modo que valoren las aptitudes del resto de integrantes de los equipos, no resulta nada fácil, pero es la vía definitiva para generar un equipo sólido. Para que esto se dé, las compañías han de detectar el punto de encuentro entre los diferentes integrantes de los grupos desde el que puedan construir para crecer como unidad y como organización.
También, resultar atractivo para las diferentes generaciones, que se presenta por sí solo como todo un reto. Diferenciarse y posicionarse ante un determinado propósito, es más importante que nunca. Cada vez más, la sociedad demanda a las compañías un mayor compromiso con el entorno y un impacto positivo. Las personas ya no buscan en el empleo un horario y un salario, sino un entorno en el que puedan crecer, sentirse aceptadas, seguras y en el que puedan demostrar su valía ante nuevos retos.
La formación como enemigo de la obsolescencia ha tenido un papel relevante en esta nueva etapa, en la que cada hemos podido encontrar más personalización: pensar qué necesita cada persona, y tender ese puente hacia lo que necesita.
Claves para la integración óptima del talento intergeneracional
El ingreso en el mundo laboral de los centennials ha llegado para trastocar un poco más un terreno que ya se venía observando diversificado y que ahora se caracteriza por una mezcla de talento de lo más heterogénea. Esto es algo que nunca se había dado con tanta claridad. En este sentido, las empresas deberán tener en cuenta una serie de aspectos para conseguir la integración exitosa de su plantilla.
Un primer aspecto es, sin duda, la actitud de los empleados y su predisposición por aprender de la persona que tiene al lado. Organizaciones y empleados deben de mantener viva una curva de aprendizaje que comienza desde la llegada de la persona a la compañía y que tiene como base la humildad y la colaboración, enfocándolas a un objetivo común: construir compañías competitivas. Todo ello, en su conjunto, permite a las empresas la cohesión definitiva del equipo y una cultura corporativa más sólida.
Igual de importante es crear talleres de colaboración entre empleados especializados en diferentes ámbitos y cuyas funciones no se solapan, impulsando así espacios inclusivos de diálogo que no se habrían dado de otra forma. A través de la configuración periódica de foros para el encuentro entre personas de diferentes segmentos conseguimos replantear dinámicas asumidas y, al mismo tiempo, ayudamos a estrechar lazos entre personas con diferente expertise gracias a puntos de colaboración comunes e incentivando equipos más interconectados y creativos.
El área de Recursos Humanos mantendrá un papel esencial en todo este proceso. Hoy por hoy, se ha convertido esencial encontrar soluciones creativas para dar respuesta a muchas de las problemáticas que aparecen al mismo tiempo que atraen integrantes con todo tipo de capacidades y potenciales. Nuestra experiencia nos ha enseñado que hacer crecer a los equipos puede ser la ventaja competitiva diferencial y que, ahora más que nunca, definirá el rumbo de la empresa.
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