Con la irrupción del trabajo híbrido, las empresas han de concebir los espacios como lugares en los que, ahora más que nunca, se fomente el sentido de pertenencia y la productividad, favoreciendo el bienestar individual.
Para ese apoyo del bienestar individual, resulta indispensable que el diseño de los espacios se adapte al estilo de trabajo de cada persona. Pero, ¿cómo se puede abordar y optimizar el uso de los espacios cuando hablamos de plantillas diversas y heterogéneas?
En primer lugar, identificando las preferencias de las personas que la componen y poniendo sus necesidades en el centro. Para facilitar esta tarea, definir ciertos patrones o modelos de estilo de trabajo puede ser una herramienta de gran ayuda para entender y responder a dichas necesidades. Este tipo de perfiles tienen en cuenta sus preferencias personales de cara al diseño de los entornos de trabajo, los estilos de colaboración y el grado de apertura al cambio.
- Colaborador: valora las tareas compartidas, el contacto con personas y las reuniones espontáneas, por lo que prefiere trabajar desde una oficina con puestos de trabajo flexibles y espacios colaborativos físicos e híbridos.
- Autónomo o individual: se siente más cómodo trabajando de manera individual y relacionarse con muchas personas puede resultarle abrumador, por lo que valora un espacio compuesto de puestos de trabajo individuales y cabinas o salas de concentración.
- Organizador: combina reuniones de corta duración, con el trabajo individual, por lo que su espacio de trabajo ideal estaría formado por puestos de trabajo individuales y flexibles cerca de zonas de reuniones.
- Explorador: al igual que ocurre con las personas más independientes, prefiere trabajar de manera individual, pero valora el compañerismo, por lo que un espacio que combine puestos individuales con zonas de colaboración bien equipadas serían sus ideales.
- Ancla: la colaboración es importante para este perfil, sin embargo, un ambiente frenético puede resultarle abrumador, con lo que los puestos flexibles con zonas de colaboración alejadas de otros espacios comunes son su preferencia.
De esta manera, analizando el espacio corporativo y las personas que lo utilizan en su día a día, podemos diseñar una oficina que responda a las necesidades y preferencias de cada estilo de trabajo, sin dar prioridad a unos sobre otros.
Porque conocer qué perfiles están presentes en las organizaciones para entender sus necesidades es clave para que aprovechar todo el potencial de las personas, para que estas se sientan atraídas por sus espacios de trabajo y para impactar positivamente en su bienestar y sentido de pertenencia.
¿Quieres saber más sobre los retos, tendencias y mejores prácticas en torno a los espacios de trabajo? ¡Accede al Observatorio ISS de Workplace!