En los entornos laborales, el confort térmico juega un papel crucial en la productividad de las personas. Diversos estudios destacan la importancia de mantener las condiciones térmicas dentro de los rangos óptimos para asegurar el bienestar y el rendimiento de los trabajadores. Estas condiciones adecuadas contemplan la temperatura del aire, la temperatura radiante, la velocidad del aire y la humedad relativa.
Las temperaturas que no se encuentren dentro de los parámetros adecuados pueden causar incomodidad física y mental, creando distracciones frecuentes. Esto puede llevar a una disminución significativa en la productividad, ya que los empleados tienden a tomar más descansos y tienen dificultades para mantener la concentración en sus tareas.
Aunque es común recurrir al uso del aire acondicionado para hacer frente a las altas temperaturas propias del verano, tanto en casa como en las oficinas, esta medida suele generar disputas debido a la diversa percepción del calor y el frío entre las personas.
Medidas para controlar la temperatura adaptadas a cada espacio
El uso de sistemas de climatización implica un impacto y gasto energético que las organizaciones deben considerar. En los últimos años, la eficiencia energética y la sostenibilidad se han convertido en prioridades clave para muchas empresas, debido a la creciente preocupación por reducir el impacto medioambiental, disminuir la huella de carbono y reducir los costes energéticos. Por ello, muchas organizaciones están adoptando prácticas más sostenibles y eficientes.
Al mismo tiempo, las regulaciones se han vuelto más estrictas en torno al uso de energía y las emisiones generadas, por lo que adoptar este tipo de prácticas es esencial para cumplir con las normativas actuales y futuras.
Una de las medidas implementadas en muchas empresas es la sectorización de instalaciones de aire acondicionado para controlar mejor las necesidades de cada zona. La sensorización también ha ayudado a controlar las temperaturas y la calidad del aire en diferentes áreas de un edificio, proporcionando un mayor confort en los espacios de trabajo. Tampoco hay que olvidarse de realizar el mantenimiento anual y limpieza de los filtros para que los aparatos tengan un rendimiento óptimo y evitar, de esta manera, un consumo de energía innecesario.
Otro aspecto a tener en cuenta son las condiciones hidrotérmicas del aire de retorno y del exterior para optimizar el uso del aire acondicionado, para ayudar a ahorrar energía y mejorar la eficiencia del sistema de climatización.
Prevenir el ‘estrés térmico’
Más allá de la importancia de generar un menor impacto energético, controlar el uso del aire acondicionado y otros sistemas de climatización es clave para asegurar el bienestar de los empleados, puesto que puede surgir el llamado ‘estrés térmico’. Este fenómeno suele aparecer en esta época del año debido a la diferencia significativa entre la temperatura interior de los edificios y la temperatura exterior.
El ‘estrés térmico’ ocurre cuando el cuerpo experimenta cambios bruscos de temperatura y necesita ajustarse a ellos rápidamente, lo que puede repercutir en el sistema inmunológico, aumentando el riesgo de sufrir infecciones respiratorias como gripes y resfriados. De hecho, la comunidad médica considera que nunca debe haber una diferencia mayor a los 10º entre un espacio con aire acondicionado y el exterior.
Para prevenir el ‘estrés térmico’, es crucial mantener un equilibrio adecuado entre la temperatura interior y exterior, evitando saltos térmicos excesivos. Medidas como la regulación de la temperatura, la educación de las personas y el uso de tecnologías avanzadas, permiten crear un entorno laboral saludable y productivo, minimizando los riesgos asociados al estrés térmico.
Asimismo, se recomienda el uso de vestimenta adecuada, como prendas de algodón que ayuden a la transpiración del cuerpo y adoptar medidas adicionales como el uso de cortinas o persianas según la incidencia solar en las instalaciones.